Prevención de Trastornos de la Conducta Alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria son multifactoriales y no tienen una única causa. Pueden surgir de una combinación de factores genéticos, biológicos, psicológicos, familiares, culturales y sociales. La influencia de la familia es crucial, ya que puede actuar como un factor de riesgo o de protección. Por ello, los padres tienen un papel significativo en prevenir estos trastornos y fomentar una relación saludable con la comida y el cuerpo.
Amaya Pastor, psicoterapeuta especializada en conducta alimentaria e imagen corporal, compartió con nosotros su amplia experiencia en la consulta privada, talleres grupales y asesoría a madres que enfrentan conflictos relacionados con la imagen corporal y la alimentación de sus hijos. Amaya subraya la importancia de abordar estos temas en una sociedad que valora desmesuradamente la delgadez y la apariencia física, factores que pueden derivar en trastornos alimentarios.
Consejos para Promover una Imagen Corporal Saludable
Amaya compartió diez consejos clave que las familias pueden implementar para proteger a sus hijos de desarrollar trastornos alimentarios:
- Nunca pongas a tu hijo a dieta: Hacerlo puede romper el vínculo natural del niño con la comida, haciéndolo sentir que su cuerpo es defectuoso y que necesita cambiarlo para ser aceptado. Esto puede generar ansiedad y una relación conflictiva con la comida.
- Comidas familiares estructuradas: Sentarse a comer en familia de forma regular y armoniosa fomenta la salud emocional de los niños y mejora su relación con los alimentos. Es importante que estas comidas se desarrollen en un ambiente libre de tensiones y conflictos.
- Cuidado con el lenguaje: Los padres deben ser conscientes de cómo hablan sobre los cuerpos y la comida. Criticar el propio cuerpo, el de los niños o el de otras personas puede transmitir mensajes negativos sobre la apariencia física y la autoestima.
- Educar sobre la diversidad corporal: Es esencial que los niños vean y comprendan la diversidad corporal en la vida real y en los medios. Esto les ayudará a aceptar sus propios cuerpos y a entender que no hay un solo tipo de cuerpo «correcto» o «mejor».
- Modelar una alimentación consciente e intuitiva: Enseñar a los niños a comer despacio, disfrutando cada bocado y sin distracciones, les ayuda a conectar con sus señales de hambre y saciedad.
- Educar sobre trastornos alimentarios: Los padres deben informarse sobre los signos y síntomas de los trastornos alimentarios para poder intervenir a tiempo y buscar ayuda profesional si es necesario.
- Promover la autoestima y la seguridad: Los niños deben sentirse queridos, apoyados y aceptados incondicionalmente en su hogar. Una buena autoestima actúa como un factor de protección contra los trastornos alimentarios.
- Enseñar a identificar y regular emociones: Es fundamental que los niños aprendan a identificar y expresar sus emociones de manera saludable. Esto incluye entender qué sienten, por qué lo sienten y cómo manejar estas emociones adecuadamente.
- Evitar exigir perfección: Fomentar el perfeccionismo puede contribuir a los trastornos alimentarios. Es importante que los niños comprendan que no necesitan ser perfectos para ser valorados y amados.
- Fomentar el pensamiento crítico sobre los medios: Los niños deben aprender a cuestionar y analizar críticamente lo que ven en las redes sociales, películas y otros medios, entendiendo que muchas imágenes están retocadas y no representan la realidad.
Amaya Pastor enfatiza que la cultura actual puede influir negativamente en la percepción del cuerpo y la relación con la comida de los niños. Sin embargo, con una crianza consciente y estrategias efectivas, es posible proteger a los niños y fomentar una imagen corporal saludable y una relación positiva con la alimentación. Educar, apoyar y ser un modelo positivo son acciones clave para lograr este objetivo.