El Desarrollo del Bebé Sensorial por Paulina Castillo Negrete

Desde el tiempo en el seno materno, el bebé empieza a desarrollar ocho sentidos: vista, gusto, olfato, tacto, interoceptivo, propioceptivo y vestibular. Estos sentidos se comienzan a formar y madurar en el vientre, y la madre juega un papel vital en este proceso. Por ejemplo, el sistema vestibular, relacionado con el movimiento, se estimula con las actividades diarias de la madre durante el embarazo. El sentido del tacto se fomenta cuando la madre acaricia su vientre, y el sistema auditivo se desarrolla cuando la madre le habla o pone música al bebé. 

 

Tuvimos la oportunidad de platicar con Paulina del Castillo Negrete, una terapeuta física licenciada en terapia ocupacional y en educación preescolar, con más de 30 años de experiencia trabajando con niños. Paulina dirige Kínder Colores y una clínica de espacio terapéutico integral, y nos habló sobre un área crucial del desarrollo infantil: el bebé sensorial.

Integración Sensorial 

Al nacer, el bebé empieza a experimentar la integración sensorial, que es el proceso por el cual los sentidos reciben estímulos del medio ambiente, los organizan en el sistema nervioso central y responden adecuadamente. Un ejemplo de esto es el vínculo táctil entre madre e hijo, donde el bebé empieza a diferenciar el tacto y recibe el calor y la temperatura adecuada. Es crucial estimular estos ocho sentidos desde el nacimiento, ya que el bebé se convierte en un explorador activo entre los 3 y 6 meses, y aún más entre los 6 y 12 meses. 

Etapas del Desarrollo Sensorial 

De 3 a 6 meses, el bebé es un explorador sensorial, y es importante permitirle experimentar con todos sus sentidos. De los 6 a 12 meses, el bebé empieza a desarrollar motricidad gruesa y a responder de manera más activa a su entorno. De un año y medio a tres años, el niño busca autonomía y enfrenta el reto de compartir experiencias sensoriales con su entorno.  

Desordenes Sensoriales 

Cuando un niño no puede procesar adecuadamente los estímulos sensoriales, puede mostrar comportamientos irritables, berrinchudos, o agresivos. Estos comportamientos no son intencionados sino resultado de un desorden sensorial que afecta su regulación. Es vital observar las esferas en las que se mueve el niño: hogar, escuela y entorno social, y buscar apoyo si es necesario. 

 Evaluación y Tratamiento 

Para niños con desordenes sensoriales, se realiza una evaluación exhaustiva para identificar si tienen un registro sensorial bajo o alto. Los niños con bajo registro buscan constantemente estímulos y pueden comportarse de manera intrépida y arriesgada. Por otro lado, los niños con alto registro pueden ser temerosos y evitar situaciones nuevas. Ambos casos requieren atención para mejorar su modulación sensorial y discriminación. 

Praxias y Terapia 

Las praxias son habilidades motoras organizadas, y los niños con disfunción sensorial pueden tener dificultades en planear y ejecutar actividades motoras. Estos niños pueden tropezar o tener problemas en seguir instrucciones en clase. La terapia de integración sensorial utiliza el juego para estimular los sentidos y mejorar la organización sensorial del niño. 

El Papel de los Padres y Terapeutas 

Es fundamental que los padres dediquen tiempo a sus hijos para fomentar su desarrollo sensorial. Además, los terapeutas ocupacionales certificados en integración sensorial trabajan en un ambiente lúdico para mejorar la autoestima, estabilidad emocional y autorregulación del niño. La terapia no se siente como una obligación, sino como una serie de desafíos correctos que permiten al niño progresar y responder mejor en casa y en la escuela. 

Paulina concluyó enfatizando la importancia de un enfoque integral, colaborando con psicólogos y otros terapeutas para asegurar que los niños reciban el apoyo necesario para su desarrollo sensorial y emocional.